Señora mía:
no sé si yo la amo,
pero la reinvento
en cada uno de mis poemas.
Diosa,
demonio,
Hada
o serpiente
irriga usted mis fantasías
como llovizna
de pétalos al viento
que vuelan sobre alas
de invisibles mariposas.
Dulce y amada
Señora mía,
en verdad no sé si yo a usted la amo,
pero cada vez que usted con su mirada me sonríe
pinta de los más vivos colores
los grises días de mi desventurada existencia.
Muy respetada y adorada
Señora mía
en realidad no lo sé
pero yo a usted la amo.
Ricardo de León Salas
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