Recuerdo bien aquella noche, era jueves, el tiempo era templado, entre a esa pequeña habitación parecía que todo estaba en calma, pero que grave percepción, comente varias cosas y de la nada te convertiste en todo un demonio, gritaste, golpeaste la mesa me dijiste que sin ti no era nada ni nadie, que solo con tu ayuda había llegado hasta donde estaba; yo calle; me trague toda mi rabia y todas tus palabras, casi una hora después salí de ahí; me comentaban que me veía como si no hubiera pasado nada, como si nada hubiera pasado, como si no hubiera habido una discusión, camine unos cuantos metros me quede quieto y estático por varios minutos, solo viendo la noche, cosa rara en esta ciudad estaba limpio el gran manto estelar, y pude contemplar cada una de las galaxias que están ahí, esperando que alguien las viera, pero que nadie lo hacia por llevar su vida tan rápida, tome un poco mas de aire y me dirigí a mi coche, te vi salir y decidí solo verte caminar, ibas como alma que lleva el diablo, tu enojo aun perduraba, caminabas a grandes zancadas, llegaste a tu coche, arrancaste y te fuiste sin mirar atrás y lo hiciste para jamás volver.
Yo en cambio camine lento a mi coche, lo abrí, me senté y por casi cinco minutos quede indefenso, llore como no había llorado en años, y solo era rabia, cólera impotencia.
Ahora que lo recuerdo, que lo vivo se que no me equivoque, al no discutir, al dejar que tu solo hablaras, se que si yo hubiera dicho algo seguiríamos ahí cada uno con su punto de vista tan particular, pero lo peor de todo es que los dos hubiéramos guardado el enojo, hubiéramos sido eternos enemigos, pero en vez de eso preferí que solo uno de los dos se quedara sufriendo.
Se que nuestros caminos se volverán a cruzar y tu sonreirás, bromearas, estarás como si nada hubiera pasado, mientras que yo solo reiré y usare otra mascara para que nadie sepa lo que realmente siento y pienso por ti.
Toda situación en esta vida es un constante cambio de mascaras, un constante espejismo de lo que no somos, de lo que esperemos que un día podamos encontrar, un oasis en el cual ya no tengamos que hacerlo.
La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.
1 comment:
Que triste es el insulto del extraño, el abuso del desconocido… pero en definitiva el golpe de quien forma parte de tu corazón es la más certera y profunda herida, la vida nos da desviaciones de caminos que creíamos compartir con esa persona especial, o que ella decidió salir del tuyo.
Y cuando llega el reencuentro anhelado aparece la barrera invisible, el mal sabor de la ultima bofetada, el: “¿porqué termino así?”, surge el momento de que una de las dos parte tome el valor de hacer la pregunta que puede tomar tantas palabras y formas: “¿tanto me equivoque contigo?”, “¿todavía habito en tu corazón?”, tantas preguntas…
Empieza la melodía en la mente: “Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir”
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